- Pero ¿cómo puede la flor contárselo a las otras? ¡ Si las flores no hablan!
- No claro que no hablan - contestó el estudiante- pero tampoco se habla en las pantomimas. ¿no te has fijado que, en cuanto sopla un poco de viento, las flores cabecean y mueven todas las hojas verdes? pues se entienden tan claramente como si hablasen.
Hans Christian Andersen
Las flores de la pequeña Ida
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